¡Bienvenidos/as!
martes, 29 de diciembre de 2009
Actos de Navidad
jueves, 24 de diciembre de 2009
Casa-museo de Tomás Morales
El pasado martes 15 de diciembre, acudimos a la Casa Museo de Tomás Morales de nuestro municipio para asistir a un taller sobre christmas navideños de la época del poeta moyense. Picando en la foto podemos acceder al blog de la Casa Museo y ver algunos ejemplos de mensajes navideños elaborados por los niños en dicho taller.
sábado, 12 de diciembre de 2009
martes, 8 de diciembre de 2009
Conociendo nuestra cultura II
De camino al Museo de Antonio Padrón hicimos la obligada parada para almorzar en un parque infantil que mediaba entre las instalaciones de la Cueva Pintada y el Museo del pintor galdense.
Tiempo para reponer energías y gastarlas, dado que algunos aprovecharon para columpiarse, saltar, lanzarse por toboganes e incluso jugar a los piratas.
Después del merecido recreo, continuamos hacia el Museo de Antonio Padrón. Fue esta una visita un poco desafortunada, pues coincidió que la guía que nos debía acompañar se había puesto enferma por lo que los profesores acompañantes tuvieron que hacer de improvisados guías. Nuevamente, divididos en dos grupos, visitamos el Museo y apreciamos la cantidad y calidad de las pinturas del artísta. Concluido el tiempo de la visita regresamos a la guagua, acompañados por una fina lluvia, para emprender el regreso a nuestro centro.
domingo, 29 de noviembre de 2009
sábado, 21 de noviembre de 2009
Día de las castañas
miércoles, 18 de noviembre de 2009
Dédalo e Ícaro
En la mitología griega, Dédalo era un arquitecto y artesano muy hábil, famoso por haber construido el laberinto de Creta.
El laberinto era un edificio con incontables pasillos y calles sinuosas abriéndose unos a otras, que parecía no tener principio ni final. Dédalo lo construyó para el rey Minos, pero tras ello perdió el favor del rey y fue encerrado con su hijo Ícaro en una torre. El rey Minos quería el laberinto para encerrar en él al Minotauro, el hijo de su esposa Pasífae.
Dédalo consiguió escapar de su prisión, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros y no permitía que ninguno navegase sin ser cuidadosamente registrado. Dado que Minos controlaba la tierra y el mar, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas, para formar así una superficie mayor. Aseguró las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera, y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro.
Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Entonces padre e hijo echaron a volar.
Pasaron Samos, Delos y Lebintos, y entonces el muchacho empezó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria.